• Receive a weekly success hadith from Muhammad Alshareef. Just type your name and email.
    Name:
    Email:


  • What is Khutbah.com?

    Khutnah.com is a non-profit website, denoted to muslims world wide and provided by AlMaghrib Institute. This website provides you with khutbahs written or translated by AlMaghrib Professors to be used in any Friday Prayer khutbah.

    Most khutbahs and articles on this website are provided in english and many other languages, including French, Spanish, German ...etc. (Please Check our language list for more details)

'Ilm – Hay que tenerlo

von Muhammad Alshareef

Alá, glorificado sea el Altísimo, nos bendijo a mi esposa y a mí con la oportunidad de vivir en Medina Munawara por 6 años, y hacen sólo tres años desde que me gradué de Medina. Era el último año para mí y los exámenes se aproximaban. Así que era la semana de los exámenes y teníamos la semana libre y era jueves (los fines de semana allá son los jueves y viernes). Así que estaba dormido en la mañana y mi esposa entro a la casa. Entro angustiada. Yo escuché llantos desde el apartamento de nuestro vecino de Bulgaria. Cuando mi esposa entro a nuestro apartamento tenía lágrimas en sus ojos. Y no son el tipo de lágrimas que puedes escuchar durante un khutbah (discurso), y no era el llanto de perder dinero o cuando encuentras una multa en tu carro saliendo de clase. Fue el tipo de llanto que cuando yo vi sus lágrimas, sabía que su padre a lo mejor había muerto. Y ella no dijo nada al principio, yo hasta pregunté. Dije, “¿Ha fallecido tu padre?” Y ella dijo, “No,” y después dijo, “Ha fallecido el Sheik Bin Baz (que Alá le tenga misericordia).”

Y gloria a Alá, no he llorado más por un miembro de mi propia familia de lo que lloré por Sheik Bin Baz, que Alá le tenga misericordia. Un tío se te puede morir y no sentirás la tristeza que personas sintieron cuando se murió Sheik Bin Baz. Era el fin de semana, el jueves, y el viernes cada mezquita en el reino entero daría su primer khutbah sobre la muerte de Sheik Bin Baz, que Alá le tenga misericordia, por todas las vidas que él había tocado en su existencia. Cuando llegó viernes la tristeza se extendió por toda la ciudad de Medina al Munawara y por todo el mundo.

Yo fui a la Mezquita Qiblatain, y si ustedes han ido a Umrah o Hajj (la peregrinación) es probable que hayan pasado por la Mezquita Qiblatain; ahí yo asistía para jumah salah (el rezo de los viernes). Había un imam muy elocuente que vivía ahí, Sheik Muhammad Ismaíl. Sus khutbahs eran intensas- y yo aprendí mucho de su estilo de dar khutbahs- pero él nunca lloraba en sus khutbahs. Y les digo que ese día, él lloró- una ocasión rara. Y la primera mitad de su khutbah fue sobre las virtudes de los ulema (eruditos del Islam) y sobre la importancia del aprendizaje. La segunda parte del khutbah fue sobre Sheik Bin Baz, específicamente, que Alá le tenga misericordia. Cuando el Sheik anunció la noticia, cuando dijo, “La muerte de…” comenzó a llorar en ese momento. Y me di cuenta que cada khatib (la persona que da el khutbah) en el Kaba, y todos estos lugares, cuando dieran la noticia de la muerte del Sheik, que Alá le tenga misericordia, todos comenzarían a llorar en ese momento.

De hecho, si escuchan a “Idaatul Quraan al Kareem,” una estación de radio de Corán en Arabia Saudita, hay un hombre que es locutor que le hacía preguntas sobre fatwa (leyes islámicas) a Sheik Bin Baz. Y en este día él era el que emitía la noticia del janaza salah (el rezo fúnebre) en el Kaba. Él mismo, en la radio, se descompuso y no podía seguir con su trabajo por su llanto. No pudo hablar más.

¿Por qué les estoy diciendo esto? Es un fenómeno que en nuestra comunidad tenemos un deseo de aprender sobre el Islam, de aprender sobre esta fe. Si preguntamos la pregunta, “¿Quién quiere memorizar el Corán entero?” casi todo el mundo alzaría la mano. Y “¿Quién quiere aprender árabe?” casi todo el mundo alzaría la mano. “¿Quién quiere aprender jurisprudencia islámica?” todos alzarían la mano. Y con el alzar de manos, buenas noticias ocurrirían. Alguien dirá, “¡O, hay una clase de árabe que se aproxima, podrás alcanzar tu sueño!” Más sin embargo, ellos dirán, “Disculpa, pero es que estoy ocupado,” y las manos se bajan. “¡Y hay una clase de Corán!” y dicen, “O, tu sabes, tengo exámenes, no lo puedo hacer ahora,” y las manos se caen.

Así que la pregunta es, aunque existe el deseo de aprender, la sed de aprender sobre nuestra fe, ¿Por qué será que no aprovechamos las oportunidades? La mesa está puesta, y las invitaciones se enviaron, pero nadie llega. Así que si quieres venir, ven; y verás dos o tres hermanos estudiando. Ven a otra reunión, y verás a seis o siete hermanos estudiando. Estarán estudiando aquí y estudiando allá, pero serán pocos en comparación con lo grande que es nuestra comunidad. Si Alá permite, hoy quiero recordarme a mí mismo y recordarles a ustedes sobre la importancia de buscar conocimiento de esta religión.

Alá, glorificado sea el Altísimo, dice, y ciertamente es una declaración muy fuerte en Surah Isra (el Capítulo del Viaje Nocturno) 17:107-109:

“Di: Creed en él o no creáis.” No importa; es tú decisión. Y muchas veces verán a un actor convertirse en musulmán y todos nosotros nos sentimos orgullosos. No, el orgullo es para esa persona que se convirtió. Él es el que se beneficiará de su fe.

Y después Alá dice: “Es cierto que los que recibieron el conocimiento antes de él, cuando se les recita caen postrados de bruces. Y dicen: ¡Gloria a mi Señor! Verdaderamente la promesa de nuestro Señor se ha cumplido. Caen de bruces llorando y les hace tener más humildad.”

Hermanos y hermanas, al final de nuestras clases o discursos muchas veces las preguntas son, “¿Son haram (prohibidos) los marshmallows?” o “Qué hacemos sobre el asunto de ver la luna (para determinar el mes de Ramadan)?” o “¿Las hipotecas…?” etc. Preguntas como esas salen a la luz. Pero una persona interesante alzaría la mano para preguntar otra cosa.

Él diría, “Oye, Sheik, ¿cuál es la opinión sobre buscar conocimiento en la religión?” No les voy a decir lo que diría el sheik, pero les diré lo que el Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, dijo sobre ello. Él dijo: “Buscar conocimiento de la religión es obligatorio para todo musulmán.”

Piénsenlo bien; es obligatorio. Nadie les está dando su propia opinión; el Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, nos está diciendo que es obligatorio buscar conocimiento de esta religión.

¿Quiere decir que todo el conocimiento de esta religión entera es obligatorio? No, no lo es. Porque nadie puede llenarse de todo ese conocimiento. Pero los eruditos han dicho que hay algunas porciones de la religión de las cuales una persona no será perdonada si no las conoce. Y una de esas cosas es tener conocimiento de aspectos de la vida cotidiana, de su adoración. Por ejemplo, wudu (ablución); una persona tiene que hacer wudu para rezar. No puede ser musulmán, vivir su vida entera como musulmán, y decir, “O, yo nunca aprendí a hacer wudu para rezar.” Él tiene que aprender como hacer wudu y es obligatorio aprender. Él será responsable por no buscar conocimiento sobre wudu.

Lo mismo para el salah (la plegaria). Una persona no puede decir, “O, nunca aprendí Al-Fatiha, han sido ya diez años y nunca la aprendí, así que la recitaba en inglés.” Una persona no será absuelta por esto. Tienen que aprenderla y es obligatorio aprenderla.

Lo mismo para el zakat (la caridad), lo mismo para hajj. Muchas personas sólo entran a un avión y se van a hajj. Hacen todo mal y no preguntan y al final del hajj dicen, “Oye sheik, yo hice esto mal y hice esto mal, y hice esto mal,” y no serán perdonados por eso porque tienen que saber, y tienen que aprender, y tienen que involucrarse en estos actos de adoración.

Al Hasan Al Basri dijo sobre aquel que aprende e implementa su conocimiento: “Él es querido por Alá, un amigo de Alá, uno de los mejores de la creación de Alá. De todos los habitantes de la tierra, él es el más preciado para Alá. Él contesto el llamado de Alá e invitó a otros, día y noche, para contestar el llamado de Alá e hizo el bien. Y él le anuncia al mundo, ‘Yo soy musulmán.’ Este es el califa de Alá en la tierra.”

Muchos aspectos de conocimiento son obligatorios para todo musulmán. Mientras otros son Fard kifaa’i- si una porción de la comunidad realiza la necesidad, el pecado es absuelto para la comunidad, si no, toda la comunidad estará en pecado.

Ibn Al Jawzi, que Alá este complacido con él, en su libro Miftah Dar as-Sa’adah explica esos aspectos de conocimiento que son obligatorios para aprender. Él menciona cuatro:

En primer lugar, una persona tiene que saber Usul al-Iman al Khamsah. Tiene que saber los principios y la cima de nuestras creencias y esos son incluidos en la declaración: “Amantu billahi wa malaikatihi, wa kutubihi wa rasulihi, wal Yawm al Akhir” (Creer en Alá, en sus ángeles, en sus libros, en sus profetas, y en el Último Día). La persona debe conocer esas cosas y esos principios.

En segundo lugar, conocimiento de la ley del Islam; lo obligatorio y hemos mencionado lo de la plegaria y del zakat, pero igualmente, si una persona esta trabajando en su negocio, es obligatorio para él saber lo que es islámicamente correcto en sus transacciones y lo que no es correcto islámicamente.

Omar tomaba en su mano un palo y le hacía a la gente preguntas, y les pegaba si no sabían la respuesta correcta o el ahkam (las leyes) apropiadas. Y él les pegaba en el mercado si no las sabían. Él dijo, “Quien sea que no sabe estas leyes, consumirá riba (interés), aunque le guste o no; por su ignorancia caerá en eso.”

Numero tres es que hay ciertas cosas que son haram que todos los profetas mencionaron. Como Ibn Jawzi, que Alá le tenga misericordia, dijo, esto es mencionado en el verso de Alá, glorificado sea el Altísimo: “Di: las cosas que mi Señor ha prohibido son acciones vergonzosas, abiertas o secretas; pecados y traspasos contra la verdad o la razón; asignarle socios a Alá, por lo cual Él no ha dado ninguna autoridad; y decir cosas de Alá de las que no tenéis conocimiento.” Es obligatorio saber esto.

Y la cuarta cosa que él mencionó fueron las interacciones de una persona cuando se trata de su familia. Él tiene que saber que es obligatorio con respecto a cuidar a su esposa y con respecto a sus hijos. De hecho, si una persona no hace esto, esos hijos y esa esposa pueden llevar a este hombre a un juez musulmán y él puede forzarlo a pagar esto, porque es una obligación y parte de las leyes de Alá que a él le corresponden.

En el pasado, muchas veces fuimos a un seminario aquí y un curso allá y una conferencia aquí y regresábamos satisfechos que recibimos un poco de conocimiento, pero esta idea de estar satisfechos con lo que hemos aprendido no es una característica de la gente que nos precedió. Su satisfacción nunca llegaba a un límite. Siempre querían satisfacerse más y más, aprendiendo.

Ibn Al Jawzi dijo, “Déjenme contarles sobre mi propia situación. Yo nunca estoy contento diciéndome a mi mismo que he leído suficientes libros. Si encuentro un libro que nunca antes había visto,” tengan en cuenta que dijo ‘visto,’ no leído, “es como si me he tropezado con una maceta de oro.” Como ese arco iris que dicen que uno puede seguir y encontrar una maceta de oro, siempre están buscando esa suerte; esta es la maceta de oro que él encontraría, el tesoro: cuando encontraba un libro nunca antes visto.

Gloria a Alá, cuando no vemos este interés en el conocimiento, pueden ser los pecados de nuestra propia comunidad que nos están echando hacia atrás; pueden estar poniendo una barrera para que nosotros no podamos ir adelante y estudiar esta religión, aprenderla, y actuar de acuerdo a nuestro conocimiento.

Hay una declaración de Ibn Masud, que Alá este complacido con él. Él dijo: “Yo pienso que una persona puede olvidar las cosas que ha aprendido por sus pecados.”

Y ciertamente, como está mencionado en Tabaqat Al Hanafiya 2/487, cuando Abú Hanifa tenía que contestar una pregunta y no la podía descifrar, les decía a sus estudiantes, “Me olvido por culpa de algún pecado que he cometido.” Así que cuando tenía un bloque mental durante su discurso, decía, “Astaghfir Alá” (Que Alá me perdone). Él le pedía a Alá que lo perdonara o paraba en medio de su discurso, dejaba a sus estudiantes, y rezaba, esperando que Alá lo perdonara. Después, cuando el asunto se le aclaraba, él se alegraba y decía, “Quizás esta sea mi buena noticia que Alá me ha perdonado.”

A Al Fudail Ibn Iyad le contaron esta historia, y cuando la escuchó, comenzó a llorar y comentó, “Esto es por la vida tan honrada que él vive. Otras personas no se dan cuenta.” Abú Hanifa lo entendió pero pocas personas lo entienden: que los bloques mentales vienen de nuestros pecados.

La gente que vino antes de nosotros gastaba su dinero en busca de conocimiento. Muchas veces, vemos que las clases son gratis y pensamos que la gente vendrá a aprender, pero no es el caso. Ustedes quizás piensen que si las clases cuestan dinero, la gente pensará, “Voy a pagar dinero para aprender sobre el Islam,” y el número de matriculados disminuye. Pero esto no era el caso anteriormente. En el pasado, la gente gastaba su dinero por esta causa. De hecho, hasta vendían sus hogares para que sus hijos pudieran ir a estudiar sobre la religión.

El erudito Ali Ibn Asim dijo, “Cuando era joven, mi padre me dio 100.000 dirhams” – ¿Saben ustedes que tipo de carro se puede comprar con 100.000 dirhams? Yo no se, pero si Alá permite, puede ser uno bastante bueno- “y él dijo, “Llévate este dinero y vete; yo no quiero ver tu cara hasta que repongas estos 100.000 dirhams con 100,000 ahadith. Hasta entonces, no te conocemos y tu no nos conoces.”

Y se alegraban muchísimo cuando aprendían algo nuevo:

De Al Bidawah wan Nihayah aprendemos sobre Abú Jafar Muhammad Ibn Ahmad An Nasafi- y este fue el caso con muchos de los eruditos, que vivían en pobreza- él vivía en tanta pobreza que su hijo le preguntó, “¿Cuándo podremos relajarnos de esta pobreza que nos encontramos?” Así que se durmió muy triste y depresivo una noche por la pobreza y la necesidad y las deudas que debía. Mientras estaba sentado en su tristeza, de repente, comenzó a pensar sobre un asunto de fiqh (jurisprudencia islámica) que lo había intrigado y supo la solución. Así que saltó en el medio de la oscuridad, gritando con alegría, cómo nosotros decimos, “¿Quién es el mejor?” él dijo, “¡Ayn Al-Mulook!” Su esposa pensó que quizás se le había ocurrido una de esas ideas millonarias que le lograría ganar mucho dinero, y le preguntó, “¿Qué sucede?” Él dijo, “No te das cuenta que he encontrado la solución para este problema de fiqh?” Y ella se asombró por toda su felicidad. Aunque se encontraba en ese estado económico, estaba feliz porque Alá le aclaró ese asunto.

Le tomó a Abú Ubaid Qasim Ibn Salam 40 años escribir su libro Gharib Al Hadith. Explicando sobre los días cuando estaba escribiendo su libro, él dijo: “Quizás- mientras escuchaba a algún erudito, me beneficiaba de algún punto, alguna joya, de lo que hayan dicho y avanzaba a mi casa para escribirlo en el capítulo apropiado del libro. Después de eso, quedaba sonriendo el resto de la noche. Dormía con una sonrisa en la cara, feliz por haber beneficiado de esa información.”

Y todos nosotros sabemos de Nawawi y otros que han escrito libros que son tan largos que si los abrimos, nunca los terminaremos. ¿De dónde sacan el tiempo de aprender y escribir? ¡Y les digo que nunca los podríamos leer, de portada a portada, olvídense de escribirlos! Imam Nawawi, que Alá le tenga misericordia, no iba a la biblioteca y absorbía el conocimiento sin hacer nada. Él dijo que suplicaba por el conocimiento, y esto es cierto, pero tienen que suplicar y actuar, y si Alá permite, serán bendecidos con el conocimiento.

En sus días escolares, Imam Nawawi asistía a 12 halaqas o clases cada día, desde por la mañana hasta por la tarde. Y no eran el tipo de clases de las cuales personas salían sin escribir nada. Pueden ver la sabiduría que obtuvo de cada clase en sus obras.

Yo recuerdo en la Universidad de Medina había un estudiante que dormía en clase. No pagaba, era becado, así que sólo dormía en clase. Teníamos cinco clases al día, cinco días a la semana, así que eran veinticinco clases a la semana y este muchacho dormía por veinticinco clases a la semana, por cada semana de un año entero. Y no estoy bromeando ni exagerando, si alguien viene de Arabia Saudita, saben que existen personas así. En la clase final antes del examen, hay una persona designada para pedirle al profesor que haga el examen fácil. Siempre hay un estudiante que se enfrenta al maestro y hace una gran escena. Así que entró nuestro maestro de tawhid y éste muchacho se despertó y dijo, “Khaffaf, ya Shaykh,” “Que sea fácil para nosotros, o Sheik.” Así que el sheik realmente no sabía quien era este muchacho y se sintió un poco tímido, y trato de hacer excusas como, “Ustedes saben, no esta en nuestras manos, la universidad nos obliga hacerlos difíciles,” etc. Pero este muchacho- y esta fue la única clase en la que estuvo despierto- no se dio por vencido; después de hacer esa declaración, se quedo dormido. Así que el Sheik estaba hablando y explicando y resulta que el muchacho se durmió, así que comenzó a golpear su escritorio. Él dijo, “No se permite dormir, tú, que quieres que tu examen sea fácil, despiértate.” Fue una buena lección; si quieres que tus exámenes sean fáciles, entonces tienes que despertar.

Un poeta narró una vez la historia de una mujer, quien, a diferencia de algunas hermanas de nuestro tiempo, se enojaba con su esposo por gastar todo su dinero en comprar libros. Un día su esposo dijo, “Déjame en paz. Quizás en estos libros, pueda encontrar el libro que me ayude ser uno de los exitosos en el Día del Juicio.”

Aqooloo qawli haadha wastaghfir Allahi liyakum wa lisaan al muslimeena wal muslimaat, astaghfir Allahu innahu huwa ghafoor ar-raheem.